lunes, 4 de abril de 2011

Lo que los otros tienen



Lo que los otros tienen


Victoria Burghi, Andrés Alba y Sabrina Speranza

Ganadora del concurso MEC Programa. Estrenada en Arteatro en Octubre de 2010.

Texto y Dirección
Jimena Márquez

Asistencia de dirección
Catalina Artecona

Actúan
Melanie Spangenberg
Sabrina Speranzza
Victoria Burghi
Lucía Hamawii
Guillermo Robales
Andrés Alba
Viviana Montaño




PREÁMBULO.
Espacio abstracto. Los personajes conversan íntimamente con el público, sin interactuar entre ellos.

Francisco
Uno tiene referentes en la vida. Roberto Carreño, sin ir más lejos. Por citar humildemente un referente nacional. Un tipo tan preparado para su labor. Con años de experiencia. Llegar a tener su prestigio es una meta incalculable para la cual trabajo con empeño día a día. Soy joven. Y estoy donde estoy. Son muchos los que quisieran estar acá y han quedado por el camino. Soy admirado yo también, eso no puede negarse. Me pone bien, me hace sentir que estoy en el camino correcto. Y, humildemente, creo que lo hago bastante bien
Gabriela
Un poco te falta mi amor.
Francisco
Pero tengo lo mío.
Gabriela
Te lo digo bien. Me parece que él tiene más cancha en lo que hace, por la experiencia ¿no? Ojo, lo tuyo es muy bueno también. Él tuvo más suerte, creo.
Francisco
Sí, mi amor, puede ser que tengas razón. Gaby es mi amor. Es tan hermosa. Nunca sentí por nadie lo que siento por ella. Siento que nuestro amor es tan de verdad, tan recíproco. ¿Qué más puedo pedir?
Gabriela
De Francisco hablaremos en otro momento. Ahora voy a hablar de Celeste, mi hermana. Periodista también, pero de otro palo. Celeste ha logrado a lo largo de su carrera, un nivel de excelencia deslumbrante para su corta edad. Cautiva a un público muy amplio. A mí me encanta verla, tan dedicada, desplegando inteligencia, tan atenta al mundo y preocupada por las causas sociales. Mi estilo es distinto, pero yo creo que es digno igual. Se trata de algo más…¿cómo decirlo?...no quiero decir superficial…
Celeste
Sí, superficial. No tiene nada de malo.
Gabriela
(Sonríe) Yo escucho siempre lo que ella me dice y trato de tenerlo en cuenta. Lo que pasa es que los programas matutinos son así. Es lo que me piden ¿no?
Celeste
Mi hermana, será lo que será, pero siempre se las ha ingeniado para conseguir el éxito. Tiene la capacidad de dar siempre en la tecla. Sabe quedar bien en cualquier ámbito, derrocha simpatía y es visiblemente una mujer muy hermosa. Cualquiera se da cuenta. Los hombres se desmayan a su paso. Francisco, por ejemplo, cayó a sus pies. Me abandonó por ella. Y ojo, que no me da vergüenza decirlo, creo que son tal para cual, y Gabriela se lo merece.
Francisco
Celeste, por suerte, es una persona muy comprensiva. Nunca se tomó a mal mi relación con Gabriela. Todo lo contrario, ¿no, Celeste?
Celeste sonríe y asiente. Gabriela besa a Francisco.

ESCENA 1
En la playa. Lucía baila. Renato y Bernarda, felices, se abrazan al ver el mar, quedan estupefactos y cuando, en un impulso, deciden correr hacia él, caen y mueren. La luz hace un guiño y al volver, Lucía ha dejado de bailar y llora. Bebe algo y se acuesta en el piso.

ESCENA 2


Celeste
Hola ¿qué tal? Soy Celeste Montero. Periodista. En nuestro programa de hoy intentaremos dar veracidad a la consabida frase: “La envidia mata”. ¿Le parece una frase exagerada? No. Para nada. Usted, no tiene por qué advertirlo. Pero, la señora de la punta, cuando usted entró, susurró al oído de su amiga, algo con los ojos clavados en usted, así, oblicuamente, y encima entrecerrados. Vaya a saber uno qué fue exactamente lo que dijo. Fijesé, ¿Tiene los zapatos bien lustrados? ¿su cartera combina con la blusa? ¿no le habrá quedado acelga en uno de sus dientes? Disculpe, ese tapado, ¿es de oferta? Algo dijo la señora. Tal vez usted haya venido demasiado bien vestida, o contenga en su indumentaria, algún elemento que la señora desearía tener, eso podría haber desatado en ella una especie de volcán interior, de activación automática. Sí, claro, usted no tiene la culpa, pero alcanza para convertirse en el comentario de la noche. No, por supuesto, no lo hizo para hacer sentir mal a los demás, ni para sobresalir entre todos los concurrentes. Pero, por algo no vino de jogging. No sé, ¿por qué no lo charlan a la salida?

ESCENA 3


Francisco
Buena noche amigos, mañana les desearé otra buena noche, pero siempre será una noche por noche. El informante que desee decir “Buenas Noches” en lugar de “buena noche”, debería hacerlo el primer día del año y la expresión valdría para todas las noches. Porque hablar de cada noche singular, como si dentro de ella hubiera muchas noches, no tiene realmente ningún sentido, así que: “buena noche” amigos. Es un placer como siempre informarles que el mundo está hecho un desastre. En un lamentable inci o acci- dente. No podemos determinar exactamente el prefijo correcto, ya que pocos datos tenemos acerca de los motivos de la muerte de tres chicos, para ser precisos dos chicas y un chico. Y para ser más precisos aún, una de las chicas sería más chica que el chico y a la vez ambos chicos, el chico y la chica chica, estarían siendo más chicos que la otra chica, la chica grande, valga la contradicción y que dicho sea de paso, encontró idéntico fin que sus hermanos, aunque un tiempo después. En fin, están muertos, ampliaremos.


ESCENA 4
Gabriela
(Mirándose a un espejo) La puta que la parió, ¿Nunca nadie competente maquillando? Odio que la raya negra me sobresalga del límite del ojo. (Se la borra con los dedos y baba). A ver qué tengo para hoy.(Revisando una carpeta con hojas) Muerte, muerte, muerte, muerte. Qué ganas de joder tiene la gente, ahora se agarraron la ondita de morirse y todos los días una docenita ¿qué hace? va y se muere. La gente ya no sabe qué hacer para salir en la tele. Ahora, no entiendo, ¿para qué caminan por la calle? ¿Para no gastar nafta? En fin…a ver…”un hecho lamentable, tres hermanos fueron encontrados muertos y aún se desconocen las causas de dicha tragedia, así como también se desconoce el paradero de la cuarta hermana, Otela Martínez”. Otela Martínez… yo tuve una compañera de escuela Otela Martínez, no creo que haya muchas Otela Martínez. No, pero no puede ser, los hermanos de Otela, murieron en un accidente, hace como quince años, yo me acuerdo. Hizo un funeral en su casa…no puede ser la misma. Bueno, lo de las muertes lo pasamos rapidito y después viene la receta de la torta alfajor, después comemos la torta alfajor, (hace una llamada) ¿trajiste del super la torta alfajor no? Ta. Después, la sección dietas prácticas, que me encanta, y el invitado. ¿A ver quién viene?... Ah, ¿otro político? Son malos, yo no entiendo nada de política, quedo como una tarada. Ya me puse nerviosa (Toma varias pastillas). Me encantaría ser como Celeste, ella es tan intelectual, tan informada, no se le escapa ningún dato de la realidad. Siempre queda bien parada…(toma varias pastillas. Hace una llamada.) ¿Cele? ¿Darío Bermúdez, lo tenés?...(saca apuntes) ah… sí, sí…¿qué cargo tiene? ….mmmmmmm…¿y se te ocurre qué le puedo preguntar?...
Se va la luz.


ESCENA 5
Crece la luz sobre Otela. Lleva valijas. Se anuncia el embarque en off de un vuelo de avión. Se sugiere el embarque de Otela.

ESCENA 6
Pasado. Renato se pone a hacer un dibujo de un paisaje con mar.
Bernarda
Los que pintan el mar azul son unos absolutos mentirosos.
Renato
(Dando vuelta su cuadro) Y el fondo del mar también podría ser un techo, así que vos también sos una mentirosa, porque lo dibujás como un piso.
Bernarda
Si, pero mucha gente, casi toda la gente está segura de que el fondo del mar es un piso, sin embargo nadie puede decir que el mar es azul. El mar ni siquiera es verde, ni marrón, el mar no es nada.
Renato
¿El mar no es nada? ¿El mar no es nada? ¿El mar no es nada?
Bernarda
Sí, el mar no es nada, el mar no es nada, el mar no es nada.
Renato
¿Y los peces? ¿No son nada tampoco? (Se tapa la cara)
Bernarda
¿Te asustaste? Son sí los peces.
Renato
Antes había peces encerrados en un pedazo de agua.
Bernarda
No era un pedazo de agua, Renato, era una pecera, que nos trajo Lucía, de regalo cuando nacimos.
Renato
Pero entonces el mar existe.
Bernarda
El agua de la pecera no quiere decir que el mar exista, es agua de la canilla.
Renato
Sí, pero ¿y los peces? ¿De dónde los sacaron?

ESCENA 7
Celeste le habla al público, de una manera catedrática.
Celeste
La envidia es un sentimiento experimentado por aquel que desea intensamente algo poseído por otro. La base de la envidia es el afán de poseer y no el deseo de privar de algo al otro. Ejemplo, antes de entrar, el señor de la cuarta fila, vio que aquella muchacha de allá se compraba una coca cola en la cantina. Buena idea, pensó, fue y se compró una. Todos contentos. Pero si el objeto en cuestión es el único disponible, la privación del otro es una consecuencia necesaria. También aquel joven tuvo súbitas ganas de tomarse una coca cola, y también aquel de la fila tres. Se dirigieron a la cantina y ordenaron a la vez: “una coca”. Se miraron y sonrieron. Las sonrisas lentamente se desvanecieron, cuando el cantinero exclamó: “queda una nomás”. Tensión. No importa en este caso quién tomó la coca cola. Uno de ellos dos está carcomido por dentro en este momento y cada vez que el otro lleva a su labios el deseado brebaje, se desconcentra, no sólo se perdió la coca cola, ahora se está perdiendo también, la función. ¿Qué tendrá que ver, se preguntará usted? Y…algo tendrá que ver, ¿no?


ESCENA 8
Francisco


¿Y? ¿Cómo anduvimos de rating?...no te puedo creer, qué bronca…, le tendría que haber dado más trascendencia a la muerte. Voy a hacer más hincapié en la sangre. Más detalles. Yo no sé cómo hace ese Robertito Carreño. El tipo tiene un carisma… va dice dos pavadas y tiene al público comiendo de su mano. Habrá que esmerarse. (Leyendo en su carpeta) Yo conocí una Otela Martínez…creo y en un cursillo de periodismo… (En off: “En el aire”, música de informativo) Buena noche, amigos. Ampliaremos hoy, detalles escalofriantes sobre la muerte de los tres hermanos, Lucía, Bernarda y Renato Martínez. Al parecer, el acci, más tirando ahora a inci- dente, comienza a esclarecerse. Y aunque hoy, comiencen a llenarse de moho y sus cuerpos se agusanen lentamente, la justicia, tarda, pero parece que a lo lejos se la ve llegar. Los hermanos habrían muerto envenenados, con una sustancia de efecto muy lento que tarda alrededor de dos horas para terminar con la vida de una persona. Lo curioso del caso, y, repito, aunque tal vez estas jóvenes criaturas tengan las narinas saturadas de tierra y sus frágiles cuerpos jamás vuelvan a abrazarse (saca un pañuelo y seca lágrimas que no existen) Bernardita y Renatito, habrían sido envenenados por su hermana Lucía, quién, momentos después, habría bebido ella también el veneno, encontrando la muerte. Un misterio. Ampliaremos.(Cambiando notoriamente de conducta)¿Y? ¿Mejor no? ¿Marcamos bien?... ¿Nos ganó igual?...la puta madre. Robertito Carreño, quién pudiera.
ESCENA 9
En el camarín de Celeste Montero. Entra Gabriela.
Celeste
Hola, hermanita. ¿Vos te acordás de Otela Martínez ¿No será la de la noticia?
Gabriela
No. Los hermanos de Otela murieron hace años. ¿Para qué decís pavadas todo el tiempo?
Celeste
¿Cómo para qué? “Por qué” deberías preguntar
Gabriela
¿Por qué?
Celeste
¿Por qué digo pavadas o por qué tendrías que preguntar ”por qué”?
Gabriela
¿Por qué sos tan imbécil?
Celeste
¿Deberías preguntar “para qué”?
Gabriela
¿Para qué?
Celeste
¿Para qué soy tan imbécil o para qué tendrías que preguntar “para qué”?
Gabriela
Ay, no sé Celeste, no sé.
Celeste
¿Para qué viniste?
Gabriela
Para preguntarte por qué sos tan jodidamente rebuscada. Por qué me dejás las pelotas por el piso todo el tiempo.
Celeste
Todo el tiempo no, porque vos todo el tiempo de tu vida no lo compartís conmigo.
Gabriela
Bueno, el tiempo que comparto contigo, da lo mismo.
Celeste
No, no da lo mismo, porque…
Gabriela
Ay, ¡por Dios! ¡por Dios!
Celeste
¿Qué sos católica ahora? ¿Te volviste ignorante del todo? Algo te está haciendo mal. ¿Qué estás leyendo?
Gabriela
¡Nada! ¡No me gusta leer!
Celeste
Ah, eso te está haciendo mal.
Gabriela
Mirá Celeste, si en tu insignificante vida de insecto lector, hubiéramos tenido la suerte de que no se te cruzara un puto libro por los ojos, todos hubiéramos sido infinitamente más felices.
Celeste
Lo mismo digo si en la tuya se hubiera cruzado alguno. ¿Qué querés acá?
Gabriela
Vine a preguntarte por qué sos tan imbécil, por qué mierda me regalaste una enciclopedia para mi cumpleaños ¿me estás tomando el pelo, Celeste?
Celeste
(Para sí misma) Yo creo que a Otela le gustaba Francisco en la escuela.

ESCENA 10
Casa de Otela Martínez. Pasado. Otela juega con sus muñecas. Las muñecas son idénticas a los personajes de la obra. Una de sus muñecas es su hermana. La llama Bonny, muñeca de luz. Se llama Lucía. Otela se hace llamar por ella la dama de las muñecas y tiene un gran libro antiguo.
Otela
Bonny, muñeca de luz, la más hermosa de mis muñecas.
Lucía
Oh, gran dama de las muñecas, déjame salir a ver la luz.
Otela
¡No! Estás pagando tu culpa y lo sabés más que bien.
Lucía
Sí, pero mis hermanos y yo quisiéramos ver el mar.
Otela
Entonces hubieras tenido el coraje de comprarte un paquete de papel crepé verde y hacerte pasto. El papel fue para mí. El papel crepé verde fue para mí. Sé que recordás perfectamente cuando mamá cruzó la puerta con un bolsa de la que sobresalían dos rollos de papel. Un rollo de un maravilloso dorado en tornasol y un rollo de papel crepé verde. Y fue para mí. El papel crepé verde fue para mí. Y el papel…el papel de princesa fue ¡para vos! Bonny, la bonita, muñequita de luz. De luz que nunca vas a volver a ver.
Lucía
Sí, está bien Otela…
Otela
¡No vuelvas a pronunciar ese nombre! Yo soy la dama de las muñecas. Y a tí, te encanta ser mi muñeca. Por que si no…
Lucía
Sí, sí, está bien gran dama, está bien.
Otela
Así me gusta Bonny, que tengas clara la leyenda.
Lucía
Sí, el gran libro…
Otela
Sí, el gran libro, exactamente, el gran libro.

ESCENA 11
Celeste habla al público sobradoramente.
Celeste.
La envidia mata. En el sentimiento de envidia, se mezclan emociones de naturaleza contradictoria, como por ejemplo, el deseo de tener lo que otro tiene, la admiración por lo que otro ha conseguido y el dolor por no tenerlo, la indignación por considerar injusta la diferencia que se observa o la incertidumbre por no entender a qué se deben las diferencias que producen la envidia.
Luz sobre Francisco del Campo que lee una revista y comenta.
Francisco
¿Qué? “Robertito Carreño, la figura del momento, acapara el rating en materia de noticieros”. No entiendo por qué, no entiendo por qué, yo sacaba notas muchísimo mejores en la escuela de periodismo, él siempre fue un mediocre. (En off: “En el aire”) Buena noche, amigos. Nos metemos de lleno en la noticia que sacude a nuestro país y es el caso de la misteriosa muerte de Renatito y Bernardita. Se ha encontrado un gran libro, aparentemente profético, en la casa que fuera otrora de los hermanos Martínez. Sobrados indicios indican, como lo indica la palabra, que Otela Martínez, tras la muerte de su madre, habría enloquecido y habría encerrado a sus hermanos, sin permitirles ver la luz del sol hasta el día de su muerte. Los jóvenes, habrían crecido entonces, con unos pocos años de contacto con el mundo exterior, en el caso de Lucía, y en el caso de nuestros (busca la palabra) entrañables Ber y Re, prácticamente sin contacto, ya que eran muy pequeños a la hora de la muerte de su madre. El gran libro y su contenido, continúa siendo un misterio, así como el paradero de Otela Martínez. (Se seca lágrimas que no existen y dice fingidamente emocionado). Ampliaremos.
ESCENA 12
Lucía
¿Por qué miraron Tiburón? Malos.
Bernarda
Lo trajo la dama de las muñecas.
Lucía
No tienen que mirar eso, no, no tienen. Yo sé porque yo miré…una…y es fea.
Bernarda
A Renato le gusta. Porque es de mar. Y a él le gusta el mar. Quiere ir al mar. Y yo también. Lo quiero acompañar. Para ver si existe. Yo creo que no. Llevanos.
Lucía
No podemos salir. Por la maldición del gran libro. Pero no sabés si a Renato le gusta, porque Renato no habla.
Renato y Bernarda se miran cómplices
Bernarda
¿Viste una? ¿Cuál? ¿La uno? ¿La dos? ¿La tres? ¿La cuatro? ¿La cinco?
Lucía
Eh…la uno, creo.
Bernarda
Ah, sos burra, pensé que eras sabia, si viste sólo la uno no sabés nada. No sabés por qué Renato dice que el mar no es azul.
Lucía
¿Por qué?
Bernarda
Porque en la cinco es rojo, casi toda la película el mar es rojo. Así que es en Asia la película, porque el mar rojo es asiático me dijiste vos.
Lucía
Pero el mar rojo, no es rojo.
Bernarda
¿Entonces al final de qué color es el mar?
Lucía
No sé.
Bernarda
¿Cómo que no sabés? Las hermanas mayores saben. Tienen que saber.
Lucía
No, no sé…depende del lugar del mundo, creo
Bernarda
¿Y en tu lugar del mundo de qué color es?
Lucía
Marrón, creo.
Bernarda
¿Y por qué todo el mundo pinta el mar de azul?
Lucía
Es un pacto.
Bernarda
No entendí.
Lucía
No tiene importancia.
Bernarda
Tiene sí.

ESCENA 13
En el camarín de Celeste Montero.

Gabriela
¿Qué me importa si a Otela le gustaba Francisco? Te pregunté por qué me regalaste una enciclopedia.
Celeste
No te regalé una enciclopedia.
Gabriela
¿Cómo que no? Acá la tengo, mirá, una mierda.
Celeste
La enciclopedia es mía, Gaby. Eh…no sé si te das cuenta que es la enciclopedia básica del estudiante de primaria. La que tenemos desde que tenemos uso de razón. Se ve que nunca te dignaste ni a mirarle la tapa.
Gabriela
¿Y por qué me regalaste eso?
Celeste
Sos tan básica Gabriela. También, con ese nombre, te prefijaron el destino. Un estigma difícil de llevar con altura, yo, te entiendo tanto Gaby. A mí me llegaban a poner Gabriela me pegaba un tiro.
Gabriela
¿No sería más fácil cambiarte el nombre?
Celeste
Como vos te cambiaste el apellido, porque Montero era muy simple y te convertiste en Gabriela Maisonave. Qué patético. A ver, ¿qué querías para tu cumpleaños?
Gabriela
Un hi-phone. Y vos lo sabías.
Celeste
Sí, lo sabía, y como no soy una mala hermana…
Gabriela
Pensás que es mucho más productivo para tu hermana la chota una enciclopedia usada de porquería, que un aparatito para que la imbécil ande enchufada todo el día.
Celeste
(Riendo misteriosamente) Puede ser.
Gabriela
Bueno me voy, Francisco me espera para llevarme a cenar.
Celeste
No te olvides que mañana es mi cumpleaños. Saludos a Francisco. Chau.(Al público, superada.)
La envidia se produce siempre en situaciones que son vividas como una amenaza. Por eso, para prevenirla es preciso favorecer la confianza básica en uno mismo y en los demás, desarrollar expectativas y modelos positivos sobre las relaciones sociales, y adquirir habilidades para responder a la tensión emocional. Yo, por ejemplo, soy una mujer muy feliz, muy exitosa, no me falta nada (cambiando de actitud parece que va a comenzar a llorar) Bueno, me falta amor, pero es un detalle, ¿no? Soy joven, mi carrera está por delante. Todavía no me repongo de lo de Francisco. (Se conmueve)Había depositado todas mis expectativas en él. Y no creo poder querer así de nuevo.(Llorando) Pero tiempo al tiempo.


ESCENA 14

Pasado. Casa de Otela.

Otela
Vamos Bonny.
Lucía
(Lee del gran libro a las muñecas) …”y la leyenda cuenta que Otela Martínez y también sus hermanos, Bernarda, Renato y Lucía Martínez, morirán” pero eso ya lo sabemos gran dama, todos moriremos.
Otela
No acotes. Seguí leyendo. Y respetá las puntuaciones.
Lucía
Morirán el nefasto día en que Lucía Martínez ponga un pie fuera de su casa, tras haber sido princesa”…
Otela
¿Oís?
Lucía
Sí, pero no fui princesa de verd…
Otela
¡Silencio! Continúa.
Lucía
Y el pasto, metamorfoseado en Dama de las muñecas, reinará sobre Lucía Martínez, transformada ya en Bonny, muñeca de luz. Terribles cosas recaerán sobre las almas atormentadas de Bernarda y Renato. Terribles dolores en el nefasto día en que la muñeca de luz pose en tierra sus culpables pies…”
Otela
¡Terribles cosas!
Lucía
Pero…no puede ser…
Otela
No cuestiones la verdad Bonny. No cuestiones el gran libro. Sagradas manos lo escribieron. (Tomando cada muñeca a la que se refiere) Celeste, abanderada de la uruguaya, un ser, admirable, intachable, aplicada, estudiosa, buena compañera, generosa, simpática, cómica, un ser para odiar con mucha facilidad. Celeste Montero. Gabriela, su hermana, un ser…un ser. Punto. Nada más interesante que agregar. Me arrebató a Ernesto. Mi compañero de banco, a quien yo amaba profundamente y con vehemente deseo sexual, a los once años, como no volví a amar jamás. Gabriela lo encandiló, como a todos, lo sedujo, lo llevó para el cuarto de colchones de gimnasia, lo empujó hacia dentro y sensualmente lo tiró contra un colchón. Lo encerró con llave y se fue. Hicieron la denuncia a la policía, pusieron carteles en todos los comercios. Al otro día lo encontraron, traumado, para siempre. Se mató a los 17 años sin conocer mujer. Virgen y atormentado. Dejó un poema que decía, ”Gaby, Gaby, Gaby”. Una pelotuda del año uno. Muerto Ernesto, me enamoré perdidamente de Francisco del Campo en un cursillo veloz de periodismo. Supe por las revistas que tuvo amoríos con Celeste y que, finalmente, como todos, terminó sucumbiendo en el amor de Gabriela. Y pronto…muy pronto volverán a tener noticias mías.

ESCENA 15


Camarín. Francisco y Gabriela, se abrazan y se besan románticamente. Celeste los mira melancólica desde la puerta sin entrar. Francisco se despide de Gabriela. Celeste se apura a desaparecer. Gabriela lo sigue con la mirada hasta que se va.
Gabriela.
(Le suena el celular) ¿Sí?...hola mi amor…¿Qué pasó?...ay qué divino. Sí, hace tan poco que no te veo y ya te extraño. No, no exagero, en serio. (Francisco vuelve como se hubiera olvidado de algo) Bueno, dale, te amo, ¿vos me amás? Bueno, besito (Va a cortar) ah, Roberto, llevá un vino y no te olvides de comprarme el hi phone. Te amo. (Corta y se mira al espejo) Ay, el tarado de Francisco me corrió todo el lápiz de labio. (Francisco se va. Toma varias pastillas) Las cosas que hay que aguantar…


ESCENA 16

Bernarda
El mar no existe.
Largos segundos de silencio.
Renato
¿Y los peces?
Bernarda
¿Vos qué pensás?
Renato
Que sí.
Bernarda
¿Alguna vez viste uno?
Renato
Sí.
Bernarda
¿Entero?
Renato
Sí.
Entra Lucía, Renato se calla.
Bernarda
(A Lucía)¿Alguna vez viste un pez entero?
Lucía
Claro. Acá había. ¿Te acordás?
Bernarda
Sí, Renato también se acuerda.
Lucía
¿Cómo sabés?
Bernarda
Porque lo entiendo. ¿Y el mar?
Lucía
¿Qué?
Bernarda
¿Lo viste?
Lucía
Bernarda
¿Entero?
Lucía
No. Pero eso es imposible.
Bernarda
Por eso.
Silencio prolongado.
Bernarda
¿Y Tiburón? ¿Viste Tiburón?
Lucía
Sí, Bernarda, ya te dije.
Bernarda
¿Cuál?
Lucía
Ufa, la uno.
Bernarda
¿Y un tiburón?
Lucía
¿Qué?
Bernarda
¿Viste alguna vez un tiburón?
Lucía
¿Entero?
Bernarda
Sí.
Lucía
No.
Bernarda
Te voy a contar un secreto: tampoco existen. Son efectos especiales.
Entra Otela.
Otela
Vos sos un efecto especial, especialmente tarada. Y vayan a sentarse ahí con la imbécil de su hermana. Se quedan quietos y no rompen más las pelotas. ¿Estamos?
Bernarda
Sí, siempre estamos.
Otela
Bueno, si siguen así de bobitos, van a dejar de estar en cualquier momento.
Bernarda
¿Para vos de qué color es el mar?
Otela
¿Pero a quién carajo le importa el mar? ¡Cómo rompen las pelotas con el mar! Marrón es el mar…porque es una mierda.(Sale)
Lucía
Yo les prometo que lo van a ver. Yo los voy a llevar. Prometo.



ESCENA 17
Camarín de Celeste Montero.
Gabriela
¡Hola hermanita!
Celeste
¿Qué pasa Gaby? ¿Te afecta el calentamiento global? ¿Por qué estás tan contenta?
Gabriela
(Entregándole el regalo) Feliz cumpleaños queridísima hermana.
Celeste
(Abre el regalo. Ríe) Pobre Gaby. ¿Un hi pone?
Gabriela
Lo tenía guardado para vos.
Celeste
¿Y entonces por qué no te lo quedaste?
Gabriela
Porque quería vengarme de vos, hija de puta. Intelectual de mierda.
Celeste
Bueno, está bien Gabriela. ¿Ta? ¿Sos feliz? Devolveme la enciclopedia, por favor.
Gabriela
Bueno, devolveme el hi phone.
Celeste
Está bien.
Gabriela
(Entregándole la enciclopedia) Acá la tengo.
Celeste
(Entregándole el hi pone) Tomá, todo tuyo.
Gabriela
Bueno, dale, cortá la torta que me tengo que ir a trabajar.
Cantan a toda velocidad el que los cumplas feliz. Sale Gabriela. Celeste abre la enciclopedia, adentro se ve un hi phone, insertado en un hueco hecho en las páginas de la enciclopedia.
Celeste
Lo vi en una película. Lástima que seas tan básica Gaby.


ESCENA 18

Lucía le habla a las muñecas.
Lucía
Celeste, yo me acuerdo de vos. Gabriela, eras linda…en cambio Otela…
Otela
¡¿Qué decís?!
Lucía
La dama de las muñecas, quise decir “la dama de las muñecas”. Bueno, yo no puedo salir. Una pena, porque fue muy mala mi actuación de princesa, me olvidé de la letra ¿Y te acordás que salió…bueno, la dama de las muñecas (en secreto) Otela…(la dama la agarra de los pelos y Bonny sigue contando a los gritos mientras la hermana la revolea) y salió vestida de pasto, toda verde, de rabia y se mandó para adelante y miró a todas las maestras y a la directora y les gritó “¿vieron? ¡la puta madre que las parió!?”. Y la expulsaron. ¿Te acordás? ¡Soltame Otela!
Otela
No vuelvas a decirm…
Lucía
No entiendo por qué no agarraste y dijiste la letra, si te la sabías toda, no entiendo. Hubieras demostrado a todo el mundo que vos tenías que ser la princesa. ¿Por qué no hiciste eso, en vez de relajarlas?
Otela
(Piensa en silencio. Titubea. Suelta a Lucía.) Porque…porque no se me ocurrió. La puta madre. No se me ocurrió (le pega una cachetada a Lucía) ¿Y vos por qué mierda no me dijiste? ¡Doble culpa! Ahí está. La doblemente culpable muñeca de luz. Cerrá lo ojos. (Lucía cierra los ojos mientras Otela escribe en el gran libro) Abrí los ojos y leé en voz alta. Dale.
Lucía
(Leyendo) “…y un negro día, saldrá a la luz la doble culpa de la doblemente culpable muñeca de luz y entonces se duplicará la maldición y sus hermanos morirán el día en que Otela deje la casa, inocente. Ese día, Lucía, sin saberlo, será la asesina de sus hermanos, Bernarda y Renato. Siendo para siempre triplemente culpable. ” No. (Llora)


ESCENA 19
Francisco está destrozado. Lloroso. Mirando a la nada. Se escucha la música del noticiero. Francisco pasa la noticia con una total apatía.
Francisco
Buenas noches, amigos. El caso de la muerte de los hermanos Martínez queda cerrado. Se encontró por fin a Otela Martínez vacacionando en playas del Caribe y está a disposición de la justicia. Tras encontrarse en el jardín de su casa tres féretros vacíos, se constató que Otela fingió la muerte de sus tres hermanos hace quince años, razón por la cual pudo mantenerlos encerrados sin levantar sospechas. Las periodistas Celeste Montero y Gabriela Maisonave, con sus declaraciones, fueron piezas fundamentales para el esclarecimiento del caso. (Muy nervioso y secándose el sudor) En otro orden de cosas, una inesperada primicia, acaba de ser asesinado el periodista Roberto Carreño. (Se escuchan sirenas) Me despido de ustedes, deseándoles para siempre, muy, pero muy buenas noches. (Se levanta y levanta los brazos dando a entender que lo van a arrestar)
ESCENA 20

Bernarda
¿Y hay peces verdes?
Lucía
Sí.
Bernarda
¿Tortugas rojas?
Lucía
No.
Bernarda
¿Piedritas?
Lucía
Bernarda
¿Y lo vamos a poder tocar si está?
Lucía
Sí, claro.
Danzan como en una gran celebración feliz.

ESCENA 21

Pasado. Otela tiene hechas las valijas. Se pone guantes. Toma un frasquito. Se lo da a Lucía.
Otela
Tomá Bonny, sostené. Voy a leer el gran libro. (Lee) “La muñeca de luz, verterá el contenido del mágico frasquito en dos vasos de un zumo especial, que, al mezclarse con el líquido del frasquito, dará lugar a una pócima, que permitirá la libertad y la felicidad eterna de Bernarda y Renato…(A Lucía que la mira atónita y sonriente) dale, nena, vertí, vertí, ¿no querés ver felices a tus hermanos? Andá, dales la poción.
Lucía mete el frasquito en su bolsillo y sale con los vasos. Otela agarra las valijas y sale en dirección contraria. Lucía les da a sus hermanos de beber el jugo.

Otela
(Gritando al salir) Les dejo las puertas abiertas. Para abajo derecho es el mar. Y no rompan más las pelotas.
Los tres hermanos quedan detenidos con sorpresa durante unos instantes y luego comienzan a asomarse lentamente al exterior. La luz los deja. Toma a Otela que repite la misma acción que en la ESCENA 5, tomando el avión de idéntica manera. La luz toma a los hermanos que repiten la ESCENA 1. Los hermanos están muertos en la playa. Francisco está sentado en una silla esposado. Gabriela enloqueciendo de dolor, toma pastillas. Celeste tiene la cara entre las manos, la levanta lentamente y con expresión desconsolada habla.
Celeste
¿Vieron? Yo les dije. La envidia mata.
(APAGÓN)







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