Notas, Crítica, Entrevistas.

Cuando escribir es un placer

www.culturactiva.net

Cuando escribir es un placer

Martes 15 de Febrero de 2011

Por: Rosario Ferrari

Si bien comenzó sus primeros tanteos artísticos interpretando personajes, Jimena Márquez  se ha consolidado en el panorama nacional como dramaturga y directora  teatral. Desde el año 2000 escribe y dirige para su compañía Japonesita, colectivo de aproximadamente diez actores que ha trabajado en forma  ininterrumpida desde ese entonces.
Con  once obras de su autoría, el 2009 puede  entenderse como el  año de  su consagración al ser  distinguida por la Asociación de Críticos Teatrales del Uruguay  con el Florencio Revelación.
Sin embargo, aunque lleva más de una  década de trayectoria, Jimena aún no vive de su arte. Es más; en un medio tan duro como el nuestro, rara vez las  distinciones  y reconocimientos  reditúan  económicamente. En nuestro país, un premio abre puertas: permite que un  artista pueda mostrar su obra, allanando el terreno para conseguir sala donde estrenar .Otras veces  contribuye a que un escritor  pueda seguir  formándose. En el caso de ella, tras el  Florencio, obtuvo una beca para representar a Uruguay en un encuentro mundial de dramaturgos  (Barcelona  /Julio 2010).
Sus  piezas  teatrales tienden a  crear  universos extraños, distantes de la vida cotidiana. Resulta difícil situar a sus personajes en un lugar específico porque más bien se mueven en una suerte de no lugar.
Jimena gusta mucho también de hacerlos jugar con el lenguaje. Pero sus criaturas también arremeten con inquietudes existenciales, por lo que  sus obras tienen un marcado tinte filosófico.
Es así que su próximo estreno, “¿Te pasa algo?” , plantea un  giro estilístico importante.   Aborda los conflictos que atraviesa cualquier pareja. Y para darle al amor una dimensión universal es que los géneros van variando .Se trata de la misma pareja, pero en la escena  inicial aparece una relación heterosexual; en  tanto que en la escena siguiente se vinculan dos hombres, en la tercera dos mujeres y así van rotando. Es que en definitiva, los problemas son para todos iguales…
Pero el  caudal creativo de Jimena Márquez traspasó los límites de las artes escénicas: desde hace cuatro febreros  es  la  letrista responsable de la murga “La Gran Muñeca”.
Habiendo incursionado en los libretos de carnaval a través de una murga joven, allá por el 2007,  Federico Alberti –entonces director  de “La Gran Muñeca”- y Eduardo Mega-dueño de la misma- hicieron el hallazgo. Apostaron al talento de Jimena y, sin duda, no se equivocaron.
Hoy en día, Jimena no sólo es la cabeza pensante del espectáculo de la murga; también forma parte del coro y, para este 2011, por si fuera poco, se encargó de diseñar los trajes.
Te invitamos a que la conozcas.
En el momento de la creación, ya sea pensándote como dramaturga o como letrista,  si fuera  entre inspiración o transpiración ¿qué te parece que juega más en vos?
Yo soy una escritora totalmente inspirada; pero por suerte me inspiro con una estructura prolija. Por ejemplo, las obras de teatro, las tengo en mente; tengo en mente una idea durante pila de tiempo y una mañana me levanto y la escribo toda, así me quede todo el día o dos días. Por lo general sale con la estructura adecuada. No paso mucho por ese proceso de escribir todo lo pasional y después  corregirlo…”
En el caso de la murga, la corrección viene por otro lado, por el lado del tiempo;  sucede que algunas cosas no caben dentro de la métrica de la murga, o se cambia la música y hay que estar retocando todo.
Creo que me defino como una escritora instintiva pero prolija.
¿Qué diferencia puede haber en el proceso creativo y de qué modo te condiciona el ámbito para el que escribís?
Es distinto porque yo, para mi compañía de teatro, escribo lo que quiero, proceso en mente la idea que a mi se me antoja y la pongo en práctica. No estoy obligada en hacer una cosa cómica ni trágica. La idea sale solamente de mí.
En el caso de la murga es diferente porque la murga es un equipo muy grande de gente. En LGM, los títulos de los últimos tres espectáculos son idea del dueño de la murga, de Eduardo Mega. Él se cuelga todo el verano a pensar en eso.
Cuando termina un carnaval me dice: “el año que viene podríamos hacer tal cosa”. A mi me gusta y  empiezo a escribir todo en torno a eso.
Además el carnaval te acota, tiene exigencias  implícitas: tenés que hacer reír, tenés que apuntar al humor. Cierta crítica social, sea o no directa, sea o no política, el espectáculo tiene que tener. No podés, como en el teatro, escribir un tema totalmente abstracto, algo totalmente despegado de la realidad. Tiene que ser una cosa terrena.
¿Cómo se forma alguien como letrista?
Carnaval es ensayo y error; hacer y ver. A mi me llamaron para escribir en “La Gran Muñeca” por haber escrito en una murga  joven –“Cero Bola”, murga de mujeres-.Ahí me fui formando; con ellos, con la experiencia de los que estaban alrededor mío, que me iban guiando…
Te formas con la rigurosa autoevaluación de cada espectáculo en el final del período. Medís lo que escribiste, medís  cómo  funcionó una cosa, cómo funcionó la otra y ahí te vas acomodando, te vas dando cuenta y  vas creciendo…
No te pierdas el próximo Lunes 21 a las 19.00 horas, la nota completa en Procesos Creativos. Por Culturactiva Radio.



Jimena Márquez nació hace 32 años en Montevideo. Directora de teatro y dramaturga, su nombre es bien conocido en el ambiente del teatro “joven” uruguayo, a fuerza de ganar el certamen Teatro Joven cada vez que se presentó con su grupo Japonesita. Confiesa que el concurso organizado por la Intendencia de Montevideo fue el trampolín que le dio impulsó a una carrera que comparte con la docencia de literatura, aunque todavía pelea por consolidarse en el circuito mayor del teatro nacional. Por lo pronto ya cuenta con un Florencio en su haber, otorgado por ser Revelación en 2009, y varios galardones que la posicionan como un nombre a tener en cuenta cuando se habla de dramaturgos jóvenes. En entrevista con El Boulevard, Jimena Márquez contó algunos detalles de su último espectáculo “Lo que los otros tienen”, presentado en Arteatro, y opinó sobre la relación de los jóvenes con el teatro.
¿A que apunta “Lo que los otros tienen”?
La obra toca el tema de la envidia. Ese fue el motor de su escritura  y fue la intención del grupo: trabajar el tema de la envidia desde una óptica no cotidiana, sino que buscamos llevarla a una dimensión que nos permita “jugar” con ella. Quisimos ponerle humor al desarrollo de la obra aunque en el final se vuelve más seria, porque esta bien jugar pero tampoco es un tema para jugar del todo. El espectáculo combina dos historias, que al principio parecen separadas pero que con el correr de la obra el espectador se va dando cuenta de que están entrelazadas. Las dos historias pertenecen a tiempos diferentes, por ejemplo, algunos personajes ya están muertos al comienzo de la historia, y su historia se va contando para atrás.
Lo que hicimos fue inventar una historia de ficción en torno al tema de la envidia. Por ejemplo, hay dos personajes del ámbito televisivo que son envidiados por los otros, que no tuvieron la misma “suerte”, y que son una familia de locos. La acción transcurre en la diferencia entre esos dos grupos: los frustrados que quedaron locos y lo que tuvieron éxito, aunque tampoco son las personas más felices del mundo. Ninguno de los personajes está en paz con su vida, ese sería un poco el trasfondo de la obra.
¿Por qué el tema de la envidia?
En realidad no se muy bien, porque no es mi estilo. Creo que, siendo autocrítica, he sentido envidia hacia otras personas, y también he sentido envidia de otros hacia mi. Es algo que está presente en la sociedad y lo siento crecer, por eso me divirtió burlarme de eso y escarbarlo de una manera más seria. Por eso me parece también que es una obra rara para Japonesita, porque el grupo siempre apuntó más a lo absurdo o a lo humorístico. Esta obra la vemos seria, más allá de que tenga partes graciosas, y nos pasa que los amigos que ya vieron la obra se sorprendieron por el estilo.

La obra se presenta en Arteatro, una sala con algunas carencias en lo técnico ¿les dificultó eso la puesta en escena?
La obra fue ganadora del MEC Programa que nos dió la sala del Teatro La Candela pero en una fecha en que yo estaba en un curso de dramaturgia en Barcelona, y la única chance que nos dieron luego fue Arteatro, que es una sala que tiene cosas negativas como las luces. Para esta obra, por ejemplo, yo quería que se iluminara solo una de las cuatro locaciones del espectáculo y que no se viera nada más, lo que fue imposible con los tachos que hay en Arteatro. Además tiene la traba de que es un teatro chico que no se mueve solo, como sucede por ejemplo con El Galpón, donde la gente puede no ir específicamente por una obra sino a ver algo en el teatro. Eso nos pasó con Cajas Chinas el año pasado. En Arteatro, en cambio, hay que hacer una movida para “acarrear” a la gente. Por ahora nos está funcionando muy bien, además como quitamos setenta butacas para usar ese espacio como escenario, nos quedó una sala para treinta personas que prácticamente siempre se llena.
Por eso al principio no estábamos muy contentos con la sala porque creíamos que íbamos a tener que trabajar el triple, sin embargo con el tiempo hubo una especie de “enamoramiento” entre la obra, la escenografía y la sala, que fueron tomando una mística interesante. Nos pasa que ahora miramos la obra y creemos que no la podemos hacer en otro lugar que no sea Arteatro.

¿Por qué la entrada “a la gorra”? ¿Cómo llegaron a esa decisión?
La recaudación nunca fue una de las preocupaciones fundamentales del grupo, incluso es algo que a veces les cuesta entender a los actores invitados que tenemos en algunos espectáculos, y el estado de la sala no era el mejor cuando empezamos a ensayar, por lo que sentimos que cobrar una entrada a la altura de lo que se cobra en otras salas podía parecerle un poco excesivo al público. Nos pareció que antes de cobrar una entrada muy barata era mejor hacerlo “a la gorra” y que incluso nos podía ir mejor. Y dicho y hecho, porque en las funciones que llevamos hasta ahora recaudamos más que en otras salas, donde tenés las entradas de Socio Espectacular que son gratis, a veces la mitad de la gente tiene dos por uno, o tenés invitaciones. Acá nadie tiene beneficio, o mejor dicho, lo tiene el que quiere o el que no puede poner plata. El aporte de la gente es bueno y creo que va en relación con lo que ve. El público de acá es honesto en ese sentido. El que no pone plata no es porque está de vivo, sino porque o le gustó y no tiene o porque no le gustó. Además en esta obra el aporte no es “a la gorra” sino “al sobre”: a la entrada se les da un sobre, en el que al final ponen lo que quieren y lo dejan en un buzón, sin que nadie sepa cuanto pusieron.

Desde el 2007 que Japonesita no se presenta en Teatro Joven, certamen que ganaron siempre que se presentaron. ¿Sentís que la Movida Joven hizo que el grupo se ganara un cierto sector público?
Yo creo que definitivamente sí. Siempre digo que la Movida Joven fue mi trampolín, no solo por Japonesita porque yo antes escribía para un grupo que se llamaba “Pachachos”. La gente que conoce a Japonesita y a mi nos conoció a partir de la Movida, y nuestras primeras salidas al circuito teatral fueron con las presentaciones que hacían los ganadores de Teatro Joven. Ahora quizás se amplió un poco, pero nuestro primer público era gente que asistía a la Movida Joven. No se si mantuvimos a toda esa gente, porque el público de la Movida es muy masivo, pero si reconoces gente que sigue desde esa época.

¿Sintieron el cambio de Teatro Joven al circuito de teatro “mayor”?
Siento que el cambio se dio de forma gradual, en parte porque siempre a los ganadores de Movida Joven se les prestó una sala por un mes para seguir haciendo funciones luego del certamen, lo que te da como un “entrenamiento”. De todas formas, siempre comento que la Movida Joven tiene una trampa, porque te va a ver un público que te festeja todo. Si hacés una obra más o menos humorística es “gol”, entonces salís pensando que sos un crack, y después presentas la misma obra en el Circular y te va un público veterano de domingo que no esboza una sonrisa en todo el espectáculo. Ahí decís “ah, no soy tan crack”, y te obliga a apretar algunas clavijas. Está bueno tomar Teatro Joven como un trampolín, pero sabiendo que lo que funciona ahí no funciona en todos lados.

Ya sea en Teatro Joven, como por fuera de la Movida, tanto el grupo como vos como dramaturga han sido premiados en varias oportunidades ¿por qué creés que se dio eso? ¿Llenaron un espacio que antes estaba vacío en el teatro, sobre todo con el género absurdo?
Creo que el éxito de Japonesita en la Movida Joven se debe a la prolijidad en el trabajo, que es lo falta en muchos espectáculos de la Movida. La diferencia entre un espectáculo que se sube a un escenario con la sola intención de hacer reír y un espectáculo que, aunque también busque ser cómico, va un poco más allá en el trabajo que se hace. Honestamente, si viera una obra de Japonesita, reconocería que atrás de lo que se ve hay trabajo. En cuanto a los demás premios, como el Florencio, para mi es un misterio. Cuando hicimos Cajas Chinas, que tiene un formato Teatro Joven, pensaba que la crítica nos iba a defenestrar, y después estaba nominada mejor texto de autor nacional y me dieron el Florencio a la revelación, algo que me sorprendió muchísimo. Lo agradezco mucho, por supuesto, pero no lo comprendo mucho.
¿Te sentís dentro de una nueva generación de dramaturgos?
Por un tema de edad sí, pero no encuentro muchos puntos de conexión entre lo mio y lo de los demás, ni entre lo que hacen los demás dramaturgos entre sí. Quizás hay un grupo que busca por el lado de la crueldad, como Santiago Sanguinetti, Gabriel Calderón o Alejanadro Gayvoroski, que tienen un estilo en común, pero después no siento que haya un conjunto de escritores que tiren todos hacia el mismo lugar, lo que me parece muy bueno.

Desde tu labor de docente de secundaria ¿que relación tienen hoy los adolescentes con el teatro? ¿los bachilleratos artísticos lograron acercar a los liceales al teatro?
Creo que sí, sobre todo en el interior, donde se logró que los chiquilines se interesen por cosas que no tenían en mente, o si las tenían pero no podían acceder. Yo doy clases hace siete años en San Jacinto, una ciudad bastante chica de Canelones, y la mayoría de los alumnos nunca vieron una obra de teatro, algunos vieron solo Teatro en el Aula, y hay otros a los que les encanta el teatro, pero porque vieron a Graciela Rodríguez con “Como no enamorarse de un boludo” que, más allá de lo graciosa que puede ser, no es el tipo de teatro que preferiría que vieran. No tengo muy claro como es el tema en Montevideo, pero en la capital uno por lo menos tiene la posibilidad de ir adonde quiera.

Recientemente asististe a un curso de dramaturgia en Barcelona, donde había escritores de todo el mundo ¿Cómo estuvo esa experiencia?
En el curso habían quince participantes de diferentes países y yo, que era la única de Latinoamérica. Tenía la dificultad de que el curso era en inglés, por lo que entendí todo lo que tenían para darme pero no pude expresarme con demasiada profundidad. Volví con una linda sensación porque fui pensando que iba a ver cosas que no iba a poder creer y eso no me paso. Le busqué el costado positivo y me quedé con algo muy positivo y es que no estamos tan mal. Cada participante tenía que mandar una obra para montarla en el taller y pude ver las obras de todos mis compañeros con la mía mezclada ahí en igualdad de condiciones, sin ser menos por ser la única latinoamericana. Lo que sí tienen ellos es plata, entonces pueden poner en el escenario lo que quieran. Por ejemplo, vi una obra de hiper realismo que hizo que por momentos me olvidara de que era teatro y pareciera cine. No había detalle que se les hubiera escapado. Yo miraba y pensaba: claro, estos tipos quieran poner un tractor andando arriba del escenario y lo pueden hacer; y nosotros no. Eso nos motiva a pensar más, porque le tenemos que buscar más el lado simbólico y poético. Eso es lo encantador del teatro de acá y estaría bueno no perderlo, más allá de lo que se pueda avanzar.


Crítica


Cajas Chinas

Teatro. "Cajas chinas", de Jimena Márquez, en El Galpón

Adelante, Jimena Márquez

Se está presentando en las tablas de la Sala Cero del teatro El Galpón la obra "Cajas chinas", escrita y dirigida por Jimena Márquez con Cecilia Sánchez, Angie Oña, Nelson González, Andrés Alba y Victoria Burghi. La pieza se puede disfrutar los sábados y domingos a partir de las 21.00 horas.

Jorge Arias |

Cajas chinas. Una obra que se destaca por sus excelentes diálogos.
Nos atrajo en "Cajas chinas" el gusto por el lenguaje preciso y por la buena organización de la pieza.
Hay un vocabulario reconocible y local, cuyas palabras fueron elegidas por una sensibilidad de poeta; hay un ingenio, tan evidente como eficaz, en el armado de las múltiples y complejas situaciones que, en tres obras independientes e interdependientes, como las cajas chinas, plantea la autora.
Hay más y mejores cosas, como esas gotas de alegría y de locura que no deben faltar, ese envolvente humor que pone un signo de interrogación a contrapelo de cada escena. Hay más de tres personajes (son nueve en total) que por el solo número evaden la pieza de esa sensación de ventanas cerradas y narices tapadas que suele fluir de nuestras escenas. Hay, y quizás esto sea un gusto personal, una aplicación especial a los detalles, como la escenografía, el vestuario, la iluminación y la banda sonora y una vigilante labor de corrección y autocrítica que se ve cada vez menos en autores y elencos jóvenes. La directora aprovecha al máximo un sencillo pero muy útil material escenográfico, sabe hacer entrar y salir a los actores y ha impreso en la interpretación, donde reúne a actores de varias procedencias, como Cecilia Sánchez, Sabrina Speranza y Angie Oña, un único estilo. Naturalmente, la autora y directora Jimena Márquez (1978) no es un producto directo del Big Bang. Por momentos reconocimos las repeticiones alucinantes de Leo Maslíah, al que entendemos se homenajea desde la banda sonora; más y mejor hemos creído reconocer la influencia de Rafael Spregelburd, especialmente en sus obras de complicada mecánica como "La estupidez". Sin embargo, la autora ha fundido todos los efectos y recursos aprendidos en una obra única y personal, que lleva su sello.

CAJAS CHINAS, de Jimena Márquez, por Japonesita Teatro, con Cecilia Sánchez, Angie Oña, Nelson González, Andrés Alba, Victoria Burghi, Lucía Hamawi, María Laura Perdomo, Dahiana Méndez y Sabrina Speranza. Escenografía y vestuario de Florencia Francia, iluminación de Andrés Alba y Juan Andrés Piazza, dirección de Jimena Márquez. En teatro El Galpón, sala Cero.


CRÍTICA DE TEATRO
Por Egon Friedler
CHIFLADURA SIMPÁTICA

Cajas chinas” de Jimena Márquez – Con la actuación de Cecilia Sánchez, Angie Oña, Nelson González, Andrés Alba, Victoria Burghi, Lucía Hamawi, M.Laura Perdomo, Dahiana Méndez y Sabrina Speranza – En la Sala Cero de “El Galpón”

La pieza se divide en tres partes : en la primera, un esposo muy domesticado, está harto de buscar a su esposa borracha en los bares y trata de olvidar sus penas con otra mujer. La encuentra con inusitada rapidez, pero ¡ay! ella no quiere ninguna aventura conyugal, sino que pretende casarse y tener ocho hijos. Es cierto ; la chica es muy sensual e increíblemente cariñosa ya en un primer encuentro. Pero también es histérica, de temperamento explosivo y aficionada a pasatiempos tan poco eróticos como el jugar a la conga. Las dos mujeres se encuentran, ambas bañadas en lágrimas por razones obviamente diferentes, pero quien tiene las mejores razones para llorar es el pobre marido.
En la segunda parte, un matrimonio está por sentarse a cenar cuando aparece la vecina de enfrente, a quien para solucionar las inconveniencias de una situación imprevista, también invitan a cenar. Pero aparece un problema que interfiere con esta vieja costumbre doméstica : no saben bien quiénes son y se abocan a la escabrosa tarea de averiguarlo. Pero curiosamente ni a ellos ni al público termina por importarle demasiado este extraño problema de identidad.
La tercera parte trata de tres mujeres y un asesinato. El problema no es sólo quién es el asesino sino también en qué circunstancias se produjo el homicidio. El dilema no se esclarece pero de alguna manera la democrática muerte de las tres mujeres pone las cosas en su sitio.
Como buena obra en tres partes, la obra tiene una cuarta, en la que se juntan los tres tercetos de actores para dilucidar qué clase de teatro hicieron y dos directores discuten sobre la bondad de sus respectivas teorías, las que aplican con pareja ineptitud.
Naturalmente esta farsa loca, loca, no se ocupa de dilucidar qué diablos es la vida (o el teatro). Su objetivo es tratar de hacer reír jugando con la nada. Y bravo por Jimena Márquez, representante de la joven generación de teatristas y ganadora con esta obra el premio al mejor texto original en el 17 Encuentro de Teatro Joven, que lo consigue plenamente.
Además supo dirigir bien a su competente y entusiasta equipo de 7 actrices y 2 actores, en el que se destacan nítidamente dos actrices jóvenes ya muy conocidas como Cecilia Sánchez y Angie Oña, y la menos conocida pero sumamente promisoria Victoria Burghi.


En resumen, se trata de una obra recomendada para espíritus jóvenes de todas las edades.









Colectivos para armar
teatro y

Por Valeria Tanco
                         G
Florencio Revelación
en 2009 por su trabajo
como dramaturga y
directora de la obra
Jimena Márquez se pasea
del teatro al carnaval y viceversa.
Pero nunca lo hace sola.
Fundadora y alma máter de la
murga de mujeres Cero Bola
–ganadora del Encuentro de
Murga Joven–, letrista de murga
La Gran Muñeca, fundadora
y dramaturga de la compañía
Japonesita –para la cual realizó
alardonada con un                                                                     Cajas chinas,
Cajas chinas
Márquez genera textos,
puestas y hasta sólidos colectivos
prácticamente a partes
iguales y sin parar.
Se podría decir que Márquez
ha sido una de las más contributivas
participantes de la Movida
Joven organizada por la
Intendencia Municipal de Montevideo
en los rubros teatro y
murga. Probablemente también
una de las más premiadas
en ambos. Primero con el colectivo                                                                
Pachachos y luego con
Japonesita, ha presentado a razón
de una o dos obras por año
desde 2000 en adelante en el
Encuentro de Teatro Joven y
desde 2007 sumó además a Cero
Bola para el Encuentro de
Murga Joven.
–, la prolífica e inquieta
Cajas chinas
de la compañía Japonesita
de trascender la Movida
Joven y llevar una obra al circuito
teatral “mayor”. El reglamento
del Encuentro de Teatro
Joven obliga a ceñirse a un
máximo de 30 minutos, duración
poco atractiva para una
sala comercial.
surgió de la necesidad
Para armar una obra que trascendiera
a la Movida Joven y
llegara al circuito teatral tuvo
que adicionar, multiplicar y reformular
lo ya escrito, ¿cuáles
son las
Cajas chinas?


La caja exterior es la que abre
y cierra la obra, y es lo que escribí
especialmente, es la envoltura
que inventamos. Dentro hay dos
obras que habíamos presentado
en Teatro Joven el mismo año, que
duran media hora cada una. Una
es cómica y la otra es trágica, una
absurda y la otra naturalista. Era
muy complicado ligarlas, estuvimos
un rato pensando cómo unirlas
en un mismo espectáculo. Al final,
los personajes relocos de
Cenemos
(la absurda) están esperando
una compañía de teatro a domicilio
que llega y les hace
Il Concertino
(la naturalista). La combinación
quedó interesante. Así armamos
una obra de una hora y
media, y nos quisieron para la Sala
Cero de El Galpón, donde la pusimos
con mi dirección y nueve
actores, de
Japonesita e invitados.
Utiliza mucho el plural, habla de
“nosotros” incluso cuando se trata
de la creación. ¿Qué importancia
tiene “el colectivo” en su carrera
teatral?
Toda la experiencia de teatro que
tengo es con amigos. Nunca trabajé
para otros. En 2000 quise hacer
teatro y le propuse armar un
grupo a un amigo, Ramiro Perdomo
(actor y director), y que él lo dirigiera.
Ahí nació Pachachos y enseguida
se estableció la dinámica de
hacer las obras que yo escribía. No
sabía mucho, sacaba material para
la dramaturgia de improvisacio-
nes y ejercicios que hacíamos conEl huevo. En Japonesita, mi escritura
Se la vio muy emocionada cuando
recibió el Florencio, es llamativo en
alguien que viene del teatro independiente
y “joven”. ¿Qué sintió
con respecto al premio?
Cuando estás en la movida independiente
sos un poco renegado
de los premios. Pero después te
nominan y vas a la ceremonia y yo
qué sé... desde mi punto de vista
actual pienso que no hay que hacerle
loas a este tipo de premios,
ni creerse que ganás un Florencio
y ya estás del otro lado. Pero si el
grupo está buscando salir a la luz
y trabajar, los premios son bienvenidos
porque hacen que tu currículum
esté mejor y que se te
abran un montón de puertas. Incluso
tuvimos una discusión previa
con mis compañeros de Japonesita
cuando les dije que tenían
que hacer un fragmento de la obra
durante la ceremonia del Solís,
porque muchos no querían. Pero
hubo gente que vio el fragmento
por televisión y se enteró de que
existíamos gracias a eso.
¿Esa fue la razón de su emoción?
Mi emoción cuando hablé no partió
de recibir el premio, surgió de
algo personal. Yo corté relaciones
con Ramiro (Perdomo) hace unos
años por una cantidad de cuestiones
que algún día se enmendarán.
La vida nos llevó a un distanciamiento,
y eso me entristece
mucho. Ya tenía pensado que si
subía iba a agradecerle a él, porque
me ingresó en el mundo del teatro
y me enseñó todo lo que sé. Eso fue
lo que me llevó prácticamente a
quebrarme cuando le dediqué el
Florencio, no fue el premio en sí.
MI MUÑEQUITA.
murga de mujeres de la Movida
Joven. La Gran Muñeca es una
murga histórica de hombres. La
primera es creación de Márquez,
en la segunda es contratada. Sin
embargo, en ambos grupos la dinámica
es similar: mucho trabajo
de equipo, mucha puesta en conjunto,
mucha colaboración de cada
integrante. La apuesta al colectivo
que defiende y prefiere
Márquez a la hora de trabajar.
Cero Bola es una
Hace tres carnavales que escribe el
espectáculo de La Gran Muñeca,
¿cómo fue y es para usted ser contratada
como letrista?
Llegué a la Muñeca porque vieron
Cero Bola, les gustó y me
invitaron a participar. La murga
es de la familia Mega, pero
Eduardo, el dueño actual, es
tercera generación y es más
chico que yo. Eduardo volvió a
sacar la murga en carnaval, o
sea que la forma de armar los
espectáculos es muy diferente
a la tradicional. En la Muñeca
hago lo que quiero y no a la
vez, porque pasa por un montón
de conversaciones y discusiones
previas con Eduardo. El
otro día me puse a pensar que
todos los cuplés de este año
parten de ideas suyas. Además,
los otros componentes también
colaboran, porque soy muy
nueva en carnaval, estoy haciéndome
en el camino. Por eso
me parece que la Muñeca va
mejorando un poquito cada
año, y vamos viendo qué pasa
con esos espectáculos. Este año
pensamos que nos faltaba un
poco más de humor y comunicación.
No teníamos un ida y
vuelta con el público masivo,
por eso apuntamos a hacer un
espectáculo más descontracturado
y más divertido, tratando
de no perder la profundidad
temática que buscamos
siempre.
La nueva Gran Muñeca, ésta de
tercera generación, propone
espectáculos integrales, que
visual, musical y textualmente
son una unidad compacta.
¿Qué hicieron en este carnaval
2010?
El espectáculo se llama
Elecciones
y se cuenta a través de un
personaje llamado Nicolás que
es el hombre que no sabe elegir.
Toda la murga está vestida
igual, con la misma cara, todos
somos ese personaje.
Si bien toda la murga es ese
personaje Nicolás, las partes
habladas del mismo están a su
cargo. En una murga de hombres,
la que habla como hombre
es una mujer. Aunque su
personaje es absolutamente
verosímil, es rara la elección.
¿Por qué decidió salir en la
murga este año y hacer de
hombre?
Fue un manotazo de ahogado.
Las partes habladas del perso_
naje Nicolás son cuatro monólogos
LAS FÉMINAS.
porque un día alguien dijo que
si tuviera una murga de mujeres
le pondría así. Márquez recogió
el guante junto a tres amigas
con las que convivía en ese momento
y armó la murga. El origen
de la propuesta fue estrictamente
lúdico, no provino de
una cuestión de defensa o militancia
de género ni de una voluntad
feminista, aunque Cero
Bola participa en eventos y actos
relacionados con el tema siempre
que es invitada. La murga
Ya sea en boca de mujeres,
de hombres o de una mujer hablando
como hombre, o de actores
que interpretan sus textos,
Jimena Márquez ha dicho
muchas cosas, y aún tiene muchas
más para decir.
ción esa de que si gané tres veces
Murga Joven ya estoy para las ligas
mayores. A veces das un paso apresurado
y después todo es una decepción.
Preferirnos cuidarnos y
dar los pasos lentos cuando correspondan.
El colectivo tiene ganas
de seguir, no nos gustaría morir
en la Movida Joven, nos gustaría
apuntar a más. Apuntar a más
no es sinónimo del carnaval mayor,
podemos movernos de otra
manera. Se planteó hacer teatros
como la BCG. No tenemos claro el
rumbo todavía.
Cero Bola surgió
Al ser constituida solamente por
mujeres, Cero Bola te da la posibilidad
de escribir desde un lugar
femenino y a la vez puede resultar
una restricción. ¿Cómo lo siente?
Creo que en las letras que escribo
para Cero Bola no hay una defensa
específica del lugar de la mujer.
Sí es cierto que la mujer gana un
lugar en un ámbito en que predominan
los hombres y también
que el discurso femenino está
siempre, porque está en boca de
mujeres.
ha sido muy bien recibida por el
público del Encuentro de Murga
Joven y también por el jurado, ya
que ganó los tres años que salió.
¿Cuál es el futuro de Cero Bola?
¿Piensan presentarse al concurso
de carnaval?
En un momento del año pasado se
planteó la idea de presentarnos al
“carnaval mayor”. Votamos y ganó
el sí, pero 11 a 10. Nos pareció
que si prácticamente la mitad de
la murga no estaba convencida todavía,
no valía la pena apurarnos.
A muchos les pasa la precipita-
EL OBSERVADOR
LUNES 15 DE MARZO DE 2010
|O2| 5
próximamente,
por japonesita...
“Escribí
una obra sobre la envidia inspirada
por la película
que desarrolla dos historias paralelas
que se terminan entrecruzando.
Es naturalista y tiene
siete personajes. En esta ocasión,
además de dirigir, voy a
volver a actuar. La empezamos
a ensayar a fines del año pasado,
pero estábamos muy enajenados
con otras cosas y suspendimos.
Vamos a volver a
ensayar ahora en marzo y pensamos
estrenarla en setiembre,
también en El Galpón”.
Lo que los otros tienen,Magnolia y
largos con textos muy difíciles
de aprender y que hay
que ejecutar muy rápido. No había
alguien en la murga con las
características adecuadas para
hacerlo, y Eduardo me pidió que
lo hiciera. Soy murguera de toda
la vida, pero no canto nada.
Nunca pensé que iba a salir en
carnaval, salvo en Murga Joven,
que da la posibilidad de que todo
el mundo concrete su sueño
de cantar en una murga.
el grupo. En 2005 vinieron dos amigas
de El Galpón y me pidieron que
escribiera para ellas y así nació Japonesita.
Fue la primera vez que
escribí una obra “de una”,
y la gallina
parte de una conversación
anual previa del grupo en la que
todos decimos qué tenemos ganas
de hacer, por qué lado queremos
explorar, qué lenguaje queremos
utilizar. Todo se hace en conjunto.
carnaval